domingo, 28 de agosto de 2011

ADICCIÓN





Todos habías pensado que en un futuro la población estaría idiotizada en sus habitaciones viviendo una vida falsa, sin relacionarse, sin convivir con nadie gracias a la realidad virtual.

La verdad es que no hemos llegado a tanta ciencia ficción, aunque en lo de idiotizados.... El otro día estaba en mi trabajo y allí tenemos una serie de paros en los que podemos ir a fumar, a tomar café o hacer pipí. En uno de estos paros vi algo que me encogió el cerebro e hizo estallar mis neuronas. Un porcentaje muy alto de mis compañeros se habían vuelto zombis, andaban como poseídos, sin mirar al frente, guiados como murciélagos por un radar invisible. Todos estaban comunicándose, todos estaban entablando relaciones, todos estaban con sus móviles.

Es de espanto ver lo que estamos consiguiendo. Puedo afirmar que he visto personas tener su móvil en la mano a las seis de la mañana y estar chateando con amigos. ¡Chateando con amigos! No es que uno no pueda mandar mensajes a las seis de la mañana, la cuestión es que hay otro a las seis de la mañana que los está recibiendo, leyendo y contestando. A esa hora yo quiero estar durmiendo. ¡Enfermos!

Y no digo esta palabra de una manera despectiva (enfermos), es que ya se están empezando a tratar a los primeros pacientes adictos al móvil.
Lo que ellos llaman una comunicación les acaba llevando a la incomunicación. Es la primera adicción apoyada por la sociedad ya que es esta misma la que te lleva a conseguir tu móvil, a desear tener uno para ser como los demás. Si no tienes móvil no eres nadie, si no tienes un smartphone mejor el suicidio.
Y lo peor es que la edad de adicción está llegando a extremos preocupantes ya que hablamos de niños a partir de doce años. ¡Joder, que le compren sus padres una pelota!

Supongo que los adultos, como son adultos, ellos controlan. ¡Ja!
Facebook, Twitter, Tuenty, MySpace.... todos tienen su aplicación para el móvil. Pero la principal, la que está siendo la máxima sensación es Whatsapp... sistema de mensajería gratuito. Una aplicación muy buena, de verdad, no sólo para poder estar directamente en contacto con amigos, familia y demás, además nos encontramos con la posibilidad de compartir fotos y audio instantáneamente. Una gran aplicación para un uso correcto, un problema cuando se nos va de las manos.

Últimamente no se hasta que punto la tecnología puede ser beneficiosa. Compramos y usamos porque el resto lo hace. Gastamos unas sumas de dinero importantes porque nuestro aparato es mucho más molón que el del vecino. Ayer mismo estaba en Apple Store y vi como un gran número de adolescentes acompañados por sus padres marchaban de la tienda con ordenadores de esta marca. Yo soy usuario de Mac y estoy encantado, pero no se si estos chicos se han cuestionado lo que se compraban o sólo lo hacían por que este aparato tiene la manzanita en la tapa. Ya se lo verán cuando estén estudiando y usando sistema operativo Windows en el colegio y vean que este no acepta formatos de Mac. Allá ellos, como estamos en crisis no hay problema.

Pero no nos vayamos de padre con otro tema. ¿Qué podemos hacer para paliar esto? ¡Nada! No podemos hacer nada. La cuestión es que el adicto se de cuenta de lo que hace, se de cuenta de como se siente cuando no tiene el móvil encima, cuando se lo deja en otro lugar. Si siente como taquicardia, sudores, nerviosismo... está jodido, es adicto.

Así que ya me veo el tema, un grupo de personas sentadas en círculo... uno se levanta, se presenta y dice: -Me llamo Juan de los Palotes.- todos los demás le contestan: -¡Hola, Juan!
-Soy adicto a los móviles.
Y comienza la terapia.
Cuidadito con estos aparatos que los carga el diablo, acordáos de los Gremlins, tan monos, tan dulces, pero si les caía una gotita de agua comenzaba el problema. Hablen gente, hablen entre vosotros y como último recurso escríbanse una carta con paloma mensajera.

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