domingo, 26 de junio de 2011

¡DE SEPARACIÓN EN SEPARACIÓN Y TIRO PORQUE ME TOCA!









- Hasta que la muerte los separe.

Así es como, muy habitualmente, acaban las palabras de un cura al casar a una pareja. Con el tiempo se oye, no siempre:

- La mitad para cada uno, tú pagas la manutención, los niños me los quedo yo, tú pagas la hipoteca...

No se bien que está pasando, pero últimamente las separaciones y divorcios están a la orden del día.
Uno comienza la singladura del matrimonio con una ilusión desorbitada. Todo es maravilloso, comprar los platos y vasos para el ajuar, mirar la pintura del salón, las cortinas del dormitorio. Todo se convierte en un juego, una diversión, una complicidad sólo entendida entre la pareja.
Elección del banquete de bodas, para aquellos que deciden casarse, elección del vestido para ella, el traje para él, destino para la luna de miel.
Pero una vez pasado todo este galimatías parece que algo se empieza a apagar. Es como si el helado se fuera derritiendo poco a poco hasta quedar convertido en líquido.

Lo más ventajoso es que hoy en día el separarse es más sencillo que ir a comprarse unos zapatos. Entrad en Internet, teclead en vuestro teclado la palabra divorcio o separación y tendréis un gran número de sitios que os facilitarán vuestra separación.
De verdad que no miento si digo que últimamente estoy viendo separarse a muchos que hace poco estaba felicitando por su matrimonio. Es paradójico.

Pero lo malo no es cuando una pareja no quiere o puede, todo ha de verse desde su lugar, permanecer junta. Lo malo es cuando esta pareja tiene hijos. Es como que se crea una especie de campeonato de putadas sin cesar. Todo es quien hace más daño a quien.

He visto cosas totalmente escatológicas como ver a un hombre renunciar a su trabajo y contratarse en otro en donde ganaría menos dinero para dejar de pasar la elevada manutención a su mujer, y recalco A SU MUJER, porque estos no tenían hijos.
He visto parejas con niños hacer una especie de contrato sobre el cual pesan cláusulas como que uno ha de limpiar los platos y el otro poner las lavadoras; uno hacer la cena para los niños y planchar la ropa... cuando lo escuchas la primera vez te resulta hasta gracioso. Es como si fuera algo que sirve para hacer un chiste, lo más triste es que no es un chiste, es la pura realidad.

Lo jodido es que estos padres, en lugar de detenerse a pensar que ya no pueden convivir juntos, no reparan en pensar que es lo que conviene para sus hijos. Lo que ellos consideran que conviene es lo que les conviene para ellos. Un pequeño galimatías pero algo muy cierto. ¿Que más da si esos niños padecen, si esos niños ven a sus padres disputar la peor de las batallas, si esos niños escuchan mil veces lo malos que es uno u otro de sus progenitores por boca del otro?

Ahora, incluso, está de moda que el niño no vaya a casa de los padres cuando la custodia es compartida, más bien el niño permanece en el hogar de uno de ellos y son los padres los que van a la casa a pasar esos días con el niño. Claro está que el tutor que vive con el niño no marchará de la casa, será como si el otro ocupara el lugar de un canguro y este aprovecha para desfasar como un adolescente.
Porque es algo que los padres separados hacen, intentar aparentar aquel aspecto que tenían hace muuuuchoooo tiempo. Pero esto ya es otro cantar y otro motivo de vergüenza.

De verdad, mi pequeño consejo, es que antes de juntaros, casaros y, lo más importante, tener hijos penséis si estáis seguros de lo que vais a hacer. Deshacer el compromiso es "fácil" y rápido, no puedo decir indoloro, pero pensad que hay otras personitas que forman parte de vuestra vida y por vuestra idiotez y cabezonería les estáis fastidiando más de lo que ellos desean ser fastidiados. Dedicaos a otras cosas y cuando estéis seguros haced las cosas bien y, si por mano del diablo os tenéis que separar, hacedlo con la misma cabeza con la que decidisteis estar juntitos.

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