lunes, 4 de octubre de 2010

CUANDO LA PRIVACIDAD SE HACE NECESARIA





Parece que mi fuerte está enfocado a las redes sociales, pero es que hoy en día parece que lo mueven todo. Sino estás introducido en una de ellas eres como un bicho raro, un espécimen fuera de la sociedad, un ser perteneciente a otro lugar que no tiene Facebook, Twitter, Tuenti o lo que sea.

Yo, la verdad, tuve mi primera cuenta de Facebook hará unos cuatro años, cuando toda la gente de mi alrededor no tenía ni idea de lo que era. Poco a poco fui ampliando mi número de contactos hasta ser lo que hoy es. Álbumes de fotos, enlaces a vídeos de You Tube, frases de canciones, comentarios, Me Gusta, grupos, páginas, etc, etc, etc.

Pero poco a poco me he ido cansando de todo este mundillo de conocer y ser conocido, de puntitos verdes de conexión o medias lunas de estados en reposo, comentarios sin ser presente o vueltas y vueltas de ver que opinan unos y otro. Necesito un poco de oxigeno, un poco de desintoxicación de Facebook. Me he planteado probar nuevas redes sociales, nuevos artilugios que la red me permita utilizar pero me temo que será un descanso de casi todo. No quiero decir que sea un descanso eterno, ese ya llegará y espero sea muy tarde, pero un descanso temporal, airearme de todo y ver si tengo ganas de volver a ello.

No es que tenga nada que ocultar, algo que no quiero que se sepa, siempre me he guardado bien mis espaldas de mostrar lo que considero que se puede mostrar y no mostrar (que no es igual a ocultar) lo que me interesa que no se conozca. Mi vida privada es mía y punto, solamente aquellos que considero que pertenecen a ella saben lo que ocurre, los demás son peones sobre un tablero que juegan un juego en el que yo, a su vez, hago de peón en el tablero de su juego. Digamos que somos fichas que ejercemos un papel recíproco en una infinidad de juegos que son cuentas en redes sociales.

Así es que me doy unos días de plazo hasta que cuelgue el cartel de cerrado por vacaciones, unas vacaciones que me permitan volver a empezar de nuevo. En donde el máximo contacto lo tenga vía correo electrónico o lo que siempre ha sido un café en cualquier bar o una llamada telefónica. Lo que se llama un contacto real con la gente, que me cuenten que piensan y yo lo pueda hacer también, que nos veamos cara a cara, mirándonos a los ojos y no por un minúsculo rectángulo denominado chat. Volver a los inicios de la comunicación, después todo se verá. Así que la cuenta atrás está empezando, serán pocos días, después quien quiera que me siga desde aquí o, si son de los siempre elegidos, ya sabrán como encontrarme. Hasta entonces que se de bien y sed buenos.

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