Las Cenizas de Ángela es una novela de Frank McCourt, publicada en 1996 y ganadora del Premio Pulitzer un año después. En 1999 fue llevada a la gran pantalla por Alan Parker.
"Cuando recuerdo mi infancia me pregunto como pude sobrevivir siquiera. Fue, naturalmente, una infancia desgraciada, se entiende: las infancias felices no merecen que les prestemos atención. La infancia desgraciada irlandesa es peor que la infancia desgraciada corriente, y la infancia desgraciada irlandesa católica es peor todavía..."
Estas son las palabras con las que Frank McCourt inicia la obra que describe sus primeros 19 años de vida.
Esta es la historia de una familia humilde que no tiene casi dinero, ni para comer. Con un padre borracho, que se gasta todo el dinero del para en pistas de cerveza negra, una mujer que lucha por mantener a su familia viva, unos hijos que se mueren por enfermedades que por la época a la que nos referimos (años 30 / 40) un solo resfriado se llevaba a tus hijos.
La biografía que McCourt narra sobre la vida de su madre y su familia en "Las Cenizas de Ángela" es casi tan dolorosa y terrible como la vida en Limerik, pequeño pueblo de Irlanda sumido en la más grande de las pobrezas. Una historia que podríamos denominar como dolorosa, triste, angustiosa porque te das cuenta como unos niños y su familia sobreviven a la más grande de las miserias, a la pobreza, al no tener nada de nada.
Tan pobre era esta familia que una de las partes que me llamó mucho la atención fue en la que Frank se pelea con su madre Ángela y se marcha a casa de su abuela, donde vive un pariente suyo. Este termina de comer y se marcha a dormir dejando un trozo de periódico, en donde envolvía la comida, lleno de aceite y Frank, que tenía tanta hambre, coge el trozo de papel y no hizo más que lamer, lamer y lamer hasta que su cara se quedó completamente negra de la tinta del periódico. Esto no le importó nada porque era tal la hambruna y la pobreza que se conformaba con lamer una hoja de periódico si esto le satisfacía, por decirlo de algún modo, las ganas de comer.
¿Cómo describir lo qué me hizo sentir esta historia? Sólo recuerdo el haber llorado tanto, pero tanto, porque esta novela está narrada en presente y conforme vas leyendo te hace sentir que tú mismo eres el protagonista de la historia y te hace sentir dolor por las muertes de los niños, por el hambre de la familia que no tenía nada. Te hace sentir feliz porque la inocencia de un niño va más allá. Te hace sentir tanto que yo recomiendo encarecidamente que leáis este libro para así poder entender un poco más la vida de gente como la familia McCourt que no tenían dinero, padecían de hambruna, la muerte de sus hijos, sufrían la exclusión en su propio país por pertenecer al norte, luchaban cada día por sobrevivir, por dar a sus hijos una educación que los padres no pudieron tener. Simplemente saber algo más de la dureza de este mundo y como, aún teniendo lo mínimo, se puede sobrevivir y llegar a ser algo en esta vida.
Finalmente me queda decir que es un libro que me ha gustado mucho, es una historia contada por una persona que quiere hacernos saber como vivió aquellos años de su infancia que, por desgracia, no fue muy feliz. Una historia realmente emocionante y, duramente, real.
Usagi Tsukino
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