Situación: Chica frente a un ordenador, chico frente a un ordenador. Cada uno en su vivienda, en su habitación.
Conversación por el ordenador: Él: ¿Qué llevas puesto?; Ella: Un tanguita y nada más.; Ella: ¿Y tú?; Él: Un boxer ajustado.; Ella: Mmmmmm.; Él: Mmmmmmm.
Situación real: Él: ¿Qué llevas puesto?; Ella: Un tanguita y nada más. (En realidad lleva pijama de franela, calcetines rosas de rayas, el pelo recogido con una goma y una bata color azul celeste).; Ella: ¿Y tú?; Él: Un boxer ajustado. (En realidad pijama azul lleno de bolillas, zapatillas tipo chanclas de cuadritos color marron, con una taza de leche con cacao al lado).
El CIBERSEXO. Palabra tan conocida como desconocida, a cosa hecha, por miles de personas. Porque yo conozco a alguien que lo ha hecho alguna vez, mi amigo me contó que un amigo suyo se tocaba delante de la webcam, me han dicho que esa tía te da su messenger y se muestra por la cam.
Hoy en día no hay cosa más común en la red que encontrar miles y miles de fotografías de personas... bueno, más que de personas, de sus zonas más íntimas. Fotos sexualmente explícitas o, de esas de posturitas, en donde no se muestra nada pero se insinúa todo: caritas de puro placer, mostrando zonas como el trasero o escotes extremos, morritos y demás. Hoy en día el voyerismo está al alcance de cualquiera. Pero el cibersexo es llegar a la excitación recíproca, excitarse entre dos personas mediante el teclado del ordenador, la webcam y los micrófonos para el sonido.
En las conversaciones vía chat uno puede ser cualquiera, adoptar cualquier forma, color de piel, acento, estudios, trabajos y estatus social. En el momento en que dejas que tu imagen viaje por la webcam, te estás ofreciendo en cuerpo y alma. La persona que hay al otro lado del monitor receptor tendrá la gran posibilidad de decidir si pasaréis un buen rato o te quedarás sin "cita". Si te vas a mostrar, mejor no mientas.
La preocupación llega en el momento en que este moderno acto se convierte en costumbre, cuando se llega a un extremo de dependencia y excitación que sólo puede ofrecer el ordenador, cuando esa sensación placentera ya no la puede dar otra persona. He aquí el follón, porque... ¿qué puede llegar a ofrecerte un PC?
Esa respuesta la tienen aquellos que realizan tales actividades, aunque la estimulación, al parecer, viene por el morbo de poder expresar todo aquello que te gustaría realizar con alguien pero no te atreves a decir; poner la cam para que te vean realizando actos sexualmente explícitos y recibir imágenes igualmente explícitas de la otra persona; que te puedan enganchar en pleno acto "sexual".
Estamos perdiendo el norte y ganando bytes por un tubo. ¿Para qué salir si lo tenemos todo en un pequeño cubículo?
¿Queremos ropa? La compramos por internet. ¿Queremos viajar? Virtualmente lo hacemos vía internet. ¿Queremos "hacer" amigos? Los hacemos por interntet. ¿Queremos sexo? Lo hacemos por internet. Decadencia, decadencia, decadencia.
Ahora, no seré yo quien diga que es lo que puede hacer uno delante de su monitor, delante de su webcam, con quien quiera, con su teclado y, lo más importante de todo, con su pequeño y ergonómico ratón o, como marca lo chic, mouse. El médico ya dictaminará la cura necesaria. ¡¡¡Jejeje!!!!
La preocupación llega en el momento en que este moderno acto se convierte en costumbre, cuando se llega a un extremo de dependencia y excitación que sólo puede ofrecer el ordenador, cuando esa sensación placentera ya no la puede dar otra persona. He aquí el follón, porque... ¿qué puede llegar a ofrecerte un PC?
Esa respuesta la tienen aquellos que realizan tales actividades, aunque la estimulación, al parecer, viene por el morbo de poder expresar todo aquello que te gustaría realizar con alguien pero no te atreves a decir; poner la cam para que te vean realizando actos sexualmente explícitos y recibir imágenes igualmente explícitas de la otra persona; que te puedan enganchar en pleno acto "sexual".
Estamos perdiendo el norte y ganando bytes por un tubo. ¿Para qué salir si lo tenemos todo en un pequeño cubículo?
¿Queremos ropa? La compramos por internet. ¿Queremos viajar? Virtualmente lo hacemos vía internet. ¿Queremos "hacer" amigos? Los hacemos por interntet. ¿Queremos sexo? Lo hacemos por internet. Decadencia, decadencia, decadencia.
Ahora, no seré yo quien diga que es lo que puede hacer uno delante de su monitor, delante de su webcam, con quien quiera, con su teclado y, lo más importante de todo, con su pequeño y ergonómico ratón o, como marca lo chic, mouse. El médico ya dictaminará la cura necesaria. ¡¡¡Jejeje!!!!